La marca taiwanesa Sym tiene en su arsenal este Maxsym TL 508 con la mira del visor apuntando a los grandes del segmento de los maxiscooter deportivos. Una versión renovada y mejorada de la anterior TL 500 tras pasar por el filtro de la Euro5 que ya supuso su salto a la primera división en esta exigente y cada vez más elitista categoría... Y más si lo son por encima del medio litro de cilindrada.
De hecho, este TL 508 mejora el rendimiento del motor y sus prestaciones retocando el propulsor y sobre todo la suspensión trasera con un mejorado monoamortiguador lateral que le hace ganar aplomo y seguridad en las curvas. Así su potencia es un 12% mayor que la del Maxsym TL 500, con 45,5 CV de entrega total -4,8 CV más que su predecesor- y con un 17% más de par máximo.
En cuanto a la tecnología que acompaña a esta variante, que no abandona el estilo marcado por su predecesor de claro corte deportivo con algún que otro retoque estético, me encuentro rodando con ella con un avanzado y mejorado sistema TCS de control de tracción que permite abrir el gas -tan directo como su predecesor, pero con algo más de empuje gracias al nuevo motor y mapa de inyección-, el nuevo sistema de arranque sin llave (smart key) que tanto se echaba en falta, o un avanzado puerto USB QC 3.0, que asegura la posibilidad de cargar los dispositivos electrónicos con más velocidad y más seguridad al tiempo que reduce su nivel de calentamiento.
En marcha, este TL 508 (cuya prueba tuvimos que retrasar varias veces por la lluvia, aunque cueste creerlo hoy, por la incesante lluvia que tuvimos a finales del año en Madrid, le gana a su antecesor en todos los niveles. Si bien la estética no es la más llamativa del segmento con sus líneas menos agresivas que la mayoría de sus congéneres -pero con pinceladas muy bien traídas como son los retrovisores adelantados, el escape elevado, el portamatrícula, la finura de toda la parte central o el colín corto-, el TL 508 gana en con ello en presencia. Su pantalla delantera regulable en dos alturas junto a un conjunto óptico delantero de los más elegantes, le ayuda en este sentido, no cabe duda. Además, la tecnología que incluye el piloto trasero, denominada Led Optical Film, le otorga un deslumbrante aspecto 3D que resulta muy atractivo... para los que marchan detrás de él.
Su postura es cómoda, sin alardes ni excesos, y relación entre el asiento y la postura de los pies garantiza una conducción deportiva cuando es menester y algo más relajada si es necesario. El acierto de optar por un motor bicilíndrico, envuelve la conducción con una sensación de moto realmente agradable gracias a que sigue anclado al chasis, repartiendo el peso entre los dos ejes (50/50), con una sonoridad de su escape que invita a la diversión y abrir el gas tras al salir de los giros y en cada adelantamiento.
La frenada con un doble disco delantero de 275 mm y pinzas radiales de cuatro pistones con ABS (poco intrusivo, algo que se agradece en estos tiempos de seguridad desmedida) es la que necesita, ni más ni menos, poco esponjosa y de tacto intenso, y trabaja perfectamente alineada con la horquilla invertida de 41 mm. Apurar la frenada en la curva se antoja casi necesario para sacarle partido a la conducción que será deportiva a poco que el ánimo se ponga a ello... Algo que cuesta realmente poco.
Otros aspectos que le colocan en primera línea son su pantalla TFT de 4,5 pulgadas, que se puede configurar en tres estilos diferentes y que dispone de control inteligente de brillo y su capacidad de carga, con sitio bajo el asiento para dos cascos integrales y un par de guanteras de tamaño considerable.
Me encantaría poder añadir algún pero, pero no es sencillo. Ni siquiera el color bandera del modelo, este azul tornasol que probablemente no abría elegido entre los pantones de la paleta, pero que a él le queda perfecto.
Me quedo sin duda con la amabilidad de su comportamiento. Es amable en ciudad, con una suavidad de motor de vibraciones prácticamente inexistentes y una capacidad de carga de las mejores de la categoría...Amable en carretera, donde el nivel de estas vibraciones aumenta ligeramente a partir de los 120 km/h, pero para disfrute del piloto con una entrega lineal y directa entre las 3.400-4.000 rpm y las 6.000 vueltas. Y amable sin duda en bolsillo ya que, si bien las comparaciones hay que tomarlas con cautela pues nada es todo blanco o negro, su precio de 9.999 euros, es más que competitivo: el Maxsym TL 508 es el único de la categoría por debajo de esa barrera psicológica de los 10.000 euros.
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